Me quedé sorprendida viendo a una mamá con su hija haciendo dedo. Cómo fue que decidiste salir a la ruta de esta manera?
Bueno Ceci, esa decisión no fue muy difícil a pesar de tener que planificar un poco a causa de Mel. No es lo mismo salir sola. Además de los cuidados especiales, también implica cosas necesarias para llevar, dependiendo dónde vayamos, cómo y por cuantos días. Se duplicó el peso de la mochila, pero como sabemos que todo es gratificante al final, ni nos acordamos si tiene dos, diez o treinta kilos, jaja.
No tenemos dinero para un viaje convencional, pero tampoco es la razón por la que viajamos así, a dedo ampliamos nuestras posibilidades de destinos, nuestra oportunidad de encontrar a alguien agradable, y esas son amistades que duran para toda la vida.
Tampoco me conformo con quedarme en casa mirando la TV si puedo salir y ver todo con mis propios ojos. Buscando en internet y en Facebook, encontré varios grupos de mochileros que viajan con poca plata, y también algunos de viajeros que hacen dedo. Muchos de ellos me sirvieron de inspiración y algunos hoy son mis amigos.
Salir de la tan comentada Zona de Confort no es una decisión fácil, pero basta con poner un pie en la ruta una sola vez y nunca serás el mismo.
Aprendemos, enseñamos, volvemos transformados y transformamos la vida de alguien, siempre. Existen muchas formas de ser felices, la mía es viajando!
Sentiste muchos prejuicios por ser mujer en la ruta? Y por ser mamá?
No, nunca sentí eso de personas desconocidas, y el hecho de ser mamá tampoco lo agravó, por el contrario, ayudó bastante. Las personas sólo decían: Dios, cómo hacen dedo? Tienen casa, familia? Y el padre de la nena? Las personas se sorprenden al principio, pero después ven que estamos necesitando una ayuda y ellas hacen mucha diferencia en nuestra vida.
Ahora, prejuicios de personas conocidas, sí, todo el tiempo. Son personas que nunca saldrán de casa, ni solas, porque tienen una mirada totalmente distorsionada de cómo es el mundo, conocen solo lo que ven en la TV y lo que leen en los diarios, y ya sabemos que no todo lo que leemos es verdad.
No voy a decir tampoco que el mundo es un mar de rosas, pues no lo es, pero confiar en las personas y esperar lo mismo hace que nuestros días sean más livianos, y no llevamos nunca para la ruta pensamientos negativos. Si salimos de casa con el pensamiento de que nunca vamos a llegar, no lo vamos a lograr, porque atraemos eso. Esto también funciona cuando se piensa en positivo.
Vivieron alguna experiencia mala en el camino?
Desde que conozco gente mochilera que hace dedo, nunca me pasó nada malo, al contrario, solo conocí lugares y personas maravillosas en el camino. E igualmente después, con Mel acompañándome, nada cambió, nuestro camino siempre es iluminado por ángeles, personas indicadas que nos encuentran en la hora indicada.
Por donde ya anduvieron juntas, madre e hija?
Nosotras ya viajamos e hicimos muchas cosas juntas. Además de ser mochilera y hacer dedo, me encanta hacer senderismo y siempre la llevo conmigo. Ella va agarradita en el baby bag. Desde los siente años me acompaña en las aventuras.
Estuvimos en cascadas, ríos, montañas, y todavía le falta mucho por ver. El año pasado fuimos dos veces para Argentina. El primer viaje largo. Y esta vez fuimos en micro. Nos quedamos en Buenos Aires, fuimos al Jardín Japonés, que es muy lindo. Fuimos a parques en el centro y el zoológico, y a ella le encantó. Fue su primer contacto con los animales grandes, y se notó que le gustan y van a gustar.
En Pascuas, fuimos a las Cataratas del Iguazú. Y en el último viaje fuimos a Lagoa Santa en Goiás, al primer encuentro de los amigos que hacen dedo en Brasil, donde nos juntamos con varias personas que fueron extremadamente importantes para que todo el viaje fuera un éxito. Disfrutamos de toda la belleza del lugar, aguas termales tibias. Fue una agradable combinación con el calor que hacía allá. Después, fuimos al Poço Azul, en Formosa, y, finalmente, al maravilloso, imperdible e inolvidable Jalapão, donde fuimos a las dunas, los “Fervedouros” y subimos a la Sierra de Espíritu Santo, donde el trayecto es complicado pero la vista compensa el esfuerzo. Participamos junto con otros amigos que hacen dedo, Pamela -de 100 Dinheiro, 100 Frescura e 1000 Destinos–, Michele Lopes -de No Meio do Caminho–, Raquel y Bruno, en la realización de un antiguo sueño, que era un centro de lectura llamado Casinha da Árvore, para los niños de la comunidad Mumbuca. Continuamos también con la redacción de libros para ese proyecto y fue una experiencia maravillosa conocer un poco de su cultura, aprender y dejar un poco de nosotros también.
Y ahí estaba ella conmigo siempre! Cuando crezca va a tener muchas historias para contar y fotos para mostrar. Y es en ese medio que quiero criarla, en contacto con la naturaleza, con los animales, y mostrarle todo lo bueno que hay en el mundo, inclusive las personas y sus corazones enormes.
Y vos ya habías viajado haciendo dedo antes de ser mamá?
Si, la verdad que hacer dedo siempre estuvo presente en mi vida, ya sea para ir a una ciudad próxima o una más alejada. Con amigos o desconocidos, lo importante es la interacción que tenemos en el trayecto. Acabamos teniendo afinidades. Y en el caso de los camioneros, somos una especie de psicólogos, porque ellos están mucho tiempo en la ruta, lejos de las familias y solos, lo que ellos más quieren es alguien para conversar, y después de eso algunos quedan como amigos, mantenemos el contacto para próximos viajes o simplemente para saber cómo están. Son personas de bien, trabajadores, padres de familia que siempre me respetaron, con o sin Mel. Y como siempre dice mi amigo Edu Bah -de Diários de Carona– ¿qué sería de los que hacemos dedo sin los camioneros? Ellos son nuestros ángeles de la ruta.
Podes compartir con nosotros alguna linda experiencia que vivieron en la ruta?
Vivimos siempre muchas experiencias lindas, como ya conté antes, el sueño de la comunidad en Jalapão. Pero también tengo otra historia que creo que tienen mucho que ver con nosotras. Saliendo de Lagoa Santa nuestro destino era Formosa, entonces fuimos con Mel y otro amigo que hace dedo, Bruno. Después de un viaje cansador hasta Anápolis, dormimos en una estación de servicio, armamos nuestras carpas e intentamos descansar un poco y salir por la mañana. Nos despertamos temprano, tomamos un desayuno rápido y salimos a la ruta. Hacía un calor de 40 grados a la sombra ese día, que por casualidad era el día de un partido de Brasil en el Mundial. Estuvimos más de dos horas al sol, nuestra esperanza era menos que la cantidad de agua que nos quedaba en las botellas, y hasta pensamos en volver. Y ahí llego un ángel llamada Neli, nuestra salvadora. Ella paró rápidamente y pudimos guardar nuestras mochilas en su auto y seguir en dirección a Brasilia. En el camino, nos contó un poco de su vida y la lucha con su hija, Natália, de 5 años, con deficiencia física, y de las dificultades para su tratamiento y su perseverancia. Sentí la fuerza de esa mujer, y sabía bien de lo que hablaba y sentía porque también tengo una beba especial. Mel nació con una cardiopatía congénita y pasé mucho tiempo de angustia y miedo, y tuve que sacar fuerzas de donde no imaginaba que tenía y continuar, cuidar de ella sola y darle la mejor calidad de vida posible. Eso es lo que hago cuando viajo con ella, cuando le muestro el mundo, aprovecho cada momento porque sé que después no vuelven.
Neli es un ejemplo más de que debemos confiar en las personas, tener fe e imaginar un mundo donde nuestros hijos podrán ser felices, con limitaciones o sin ellas. Agradezco mucho al universo por haberla puesto en nuestro camino, porque después que nos contó su vida, nos llevó a la casa de su hermana en Gama, donde tomamos un baño revitalizante, y almorzamos, antes de llevarnos a la terminal para continuar nuestro viaje. Con seguridad es una querida amiga que voy a guardar en el corazón y visitar en una próxima oportunidad. Las personas vienen y van, pero sólo las que hacen diferencia en nuestra vida permanecen.
Notaste algún cambio en tu hija después del viaje?
Claro. Melissa es una nena buenita, cariñosa, amable, le gusta hablar (en su idioma), y hacer bromas. Es súper inteligente, curiosa, encendida a 220, cosa normal para su año y diez meses.
Vivimos en un departamento y casi nunca tiene contacto con otros nenes por acá. Entonces cuando ve uno se vuelve loca, queriendo jugar y correr, así fue con los nenes del pueblo Mumbuca, donde ella se la pasaba llevándolos de la mano para ver los perros o jugar con agua.
Noté mucha independencia en su forma de actuar cuando estábamos acampando, en un lugar económico, con interacción con la naturaleza y las personas, diferente de un hostel donde cada uno va para su cuarto y ni hablan. Ella engordó, creció, y aprendió muchas palabras como “áua” (agua),”titía” (como llamaba a Raquel, con quien compartió varios momentos cariñosos), mamo (vamos), y cuando veía un auto, levantaba rápido el pulgar haciendo dedo, y a veces llamaba por teléfono con las manos o los pies (cosas de su tía Pam).
Sin embargo, todos los niños tienen un ritmo diferente al nuestro y tenemos que respetarlo. Ellos se cansan, tienen hambre más frecuentemente que nosotros y tenemos que parar y atenderlos. Ella también tiene una personalidad fuerte y ya sabe que quien no llora no mama, entonces tiene sus momentos de rabieta queriendo mamar, ya que hasta hoy la sigo amamantando. Creo que eso nos aproximó más y somos muy apegadas una a la otra. Esa nena me llena de orgullo y sé que todo eso va a marcar positivamente su forma de desenvolverse. Quiero que ella conozco cada rincón del mundo, personas, culturas, cuide de la naturaleza y de los animales, y sepa dar valor a lo que realmente importa, que sea amable y dulce, y continúe con esa sonrisa linda en el rostro que contagia a todos. Niño feliz, adulto del bien!
Algún tip o reflexión que te gustaría compartir con otras mamás con ganas de viajar de forma diferente?
Quiero decir que el nacimiento de un hijo no nos impide hacer todo aquello que nos gusta. Dicen que todo tiene su tiempo, y esperamos siempre el mejor momento para hacer las cosas y así el tiempo va pasando y no hacemos nada! Los hijos crecen y nuestros sueños y ganas se quedan atrás, muchas personas los ponen en una caja y pasan después la vejez arrepintiéndose de no haberlo hecho o intentado.
Yo fui así por mucho tiempo, pero un día me encontré pensando en eso y decidí que nada sería excusa para no seguir mi destino. Fue después de una separación de un casamiento de diez años, con dos hijos, que hice mi primer viaje largo y con poco dinero. Mi sueño era conocer Machu Picchu, y así fui, con inglés básico, y aprendiendo español en el momento, y puedo decir que fue un sueño cumplido, fue un viaje inolvidable, así como las personas que conocí en el camino.
Que con un poco de planificación siempre se puede ir donde se quiere, es lo que vengo transmitiendo en mi blogDoces Aventuras, que todavía es un bebé. Ahí cuento relatos de viajes y doy tips de cómo hacer la mochila, y cuidados especiales para viajar con niños.
Más adelante lo voy a actualizar con mayor frecuencia porque en las horas que no soy mamá viajera soy ama de casa.
Cualquier duda o pregunta sólo tienen que dejarlo en la página o por mensaje, si así lo desean. Cuento con todos ustedes para poner “Me gusta” en la página y así llevar más información sobre esta forma de viajar que todavía es poco conocida.
Te agradezco Ceci por habernos invitado a dar esta pequeña entrevista en una revista de suma importancia, difundiendo ideas tan lindas y espero que pueda ayudar a muchas personas que así como yo, un día tuvieron dudas para dar el puntapié inicial para comenzar una nueva jornada.
Sobre ellas:
Liz Rodrigues tiene 34 años y su hija Melissa Lauren tiene 1 año y diez meses. Liz es Técnica en Enfermería y formada como Bombero Civil. Ama de casa, actualmente. Viven en São Bernardo do Campo / SP.
Contato: Doces Aventuras
Entrevista: Cecilia Hauff
Traducción y revisión: Clarisa Calcia
Edición: Ellen Queiroz
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